Horror en asilo Santa Sofia: Abuelitos maltratados, dueños posiblemente los responsables

- El lugar de cuidado se convirtió en una casa de tortura para adultos mayores en San Luis Potosí
- Javier Cedillo y Consuelo Pérez, geriatra y psiquiatra, encubrieron años de abuso bajo el pretexto de la atención médica
San Luis Potosí, 15 de mayo de 2025.- Lo que debía ser un refugio de atención y respeto para personas de la tercera edad terminó revelándose como una auténtica casa del horror. En la residencia Santa Sofía, ubicada en la capital potosina, adultos mayores eran víctimas de maltrato físico y psicológico de forma sistemática. Videos recientemente difundidos muestran escenas desgarradoras: residentes ahorcados, empujados, humillados y violentados por el personal mientras suplicaban ayuda sin que nadie los auxiliara.
Entre los señalados como responsables se encuentran Javier Armando Cedillo Gutiérrez, médico geriatra, y Consuelo Pérez Rivas, psiquiatra. Ambos figuran como dueños del asilo, y lejos de garantizar un ambiente de bienestar, permitieron —e incluso normalizaron— prácticas inhumanas dentro del inmueble. Las imágenes revelan que no se trata de un caso aislado, sino de un patrón de violencia ejercido durante años.
En uno de los clips más indignantes, una trabajadora le dice con desdén a una adulta mayor: “hueles a caca”, mientras la empuja sin compasión. Otros fragmentos exponen gritos de desesperación, intentos de defensa torpes de parte de los internos y una completa falta de intervención del personal médico.
La comunidad potosina reaccionó con indignación tras la difusión de los videos. El gobernador Ricardo Gallardo Cardona condenó los hechos públicamente y anunció que la Fiscalía General del Estado ya abrió una carpeta de investigación. Se espera que el caso sea llevado hasta las últimas consecuencias y se impongan castigos ejemplares.
Este no fue un error ni una falla en el sistema. Fue una omisión consciente, donde la salud mental y física de los adultos mayores fue sacrificada por beneficio económico. Mientras las cámaras captaban los abusos, los responsables administraban un negocio rentable a costa del sufrimiento ajeno.
Hoy, los rostros y nombres de los dueños ya no están en la sombra. Javier Cedillo y Consuelo Pérez deben rendir cuentas ante la ley. Porque Santa Sofía no sólo falló: traicionó el último refugio de los más vulnerables.